Hace poco, unos cuantos compañeros del departamento donde trabajo y yo fuimos a cenar a un sitio bastante especial. El local se llama Jolo&Co y se encuentra situado cerca del metro de Odenplan (Estocolmo).
Es un local con dos ambientes, el primero de ellos es un restaurante "normal" (no hablo sobre calidades sino sobre funcionalidades) y el segundo ambiente está dedicado al billar, constando de un número bastante considerable de mesas para jugar al mismo.
La cena en cuestión fue muy interesante pues cuando llegamos al local tuvimos una mini-curso de billar 9 impartido por una de las antiguas estrellas del billar sueco (sorry I cannot remember his name right now) con demostración posterior incluida.
Tras la introducción al billar 9 realizamos un mini torneo por parejas en el cual podeis adivinar la pareja formada por quién ganó las cuatro partidas ;-) :-D o:-)
Durante el torneo, tras realizar una de mis magistrales jugadas (con felicitación del instructor includia ein? :-) el marido de una compañera me comentó algo muy interesante. Yo por supuesto había dicho que no fue más que suerte y que no era nada más pero él me comentó algo realmente interesante.
Uno de los más famosos esquiadores suecos del pasado reciente, Ingemar Stenmark, comentó en una ocasión "I dont know anything about luck, but the more I train the luckier I am". Se puede traducir como "Yo no creo en la suerte, pero cuanto más entreno más suerte tengo".
Esta frase me llevó a una reflexión sencilla pero a la vez creo que interesante. Nadie nace con unas habilidades naturales mejores o peores que los demás.
Se nace con la predisposición de trabajar más o menos hasta conseguir tener habilidades mejores o peores que los demás. Y la predisposición es sólo eso, predisposición, ya que se puede anular o incrementar si uno quiere.
No es cuestión de suerte ni de ser mejor o peor, es questión de cuánto alguien se ha trabajado una habilidad para alcanzar el nivel demostrado.
Y esto es válido a todos los niveles de la vida.
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